Para garantizar la seguridad y la fluidez del tráfico en estos días en los que el tiempo parece no aclararse, vamos a recordar cómo afecta el frío a nuestro vehículo y a la conducción y  cómo anticiparnos ante las condiciones meteorológicas adversas asociadas a estos días.

  • Ver y ser vistos. Esta máxima de la seguridad vial toma especial importancia en invierno. Debemos mantener limpios y en perfecto estado el sistema de alumbrado y señalización.
  • Limpieza y desempañado de los cristales. Además del exterior, debemos mantener limpios los cristales por el interior. Cuando los cristales se empañan, si los secamos con una bayeta nos costará más dejarlos limpios.La forma mejor de desempañar los cristales es utilizar el aire acondicionado. Aunque pueda parecer una contradicción, el sistema quita la humedad del aire lo que permite que queden secos más rápidamente que si usamos la calefacción. Si se utiliza el aire caliente, hay que dirigirlo hacia los cristales a la máxima potencia posible.
  • Limpiaparabrisas. Con el paso del tiempo y los cambios bruscos de temperatura, la goma envejece o se estropea y se vuelve más rígida, lo que hace que no arrastre bien el agua. Si al moverse hace ruido o deja huellas en el cristal es que ha llegado el momento de cambiar los limpiaparabrisas.Para que duren más tiempo, debemos tener ciertos cuidados, como no dejarlos en contacto con el cristal si se prevé que puede helar o nevar. En caso de nevada, es mejor dejarlos levantados porque el peso de la nieve podría doblarlos. Si la temperatura se acerca a los 0 ºC es conveniente echar
    al depósito del lavaparabrisas algún líquido anticongelante que además mejora la limpieza. Si no usamos estos productos no debemos utilizar el lavaparabrisas porque el agua que utilizamos se congelaría lo que dificultaría aún más la limpieza.
  • Neumáticos. No está mal volver a recordar que en los vehículos hasta 3.500 kg de Masa Máxima Autorizada, el dibujo de los neumáticos debe tener una profundidad mínima de 1,6 mm. Esta es la medida mínima legal, es conveniente que sea mucho más profunda, sobre todo en invierno cuando podemos encontrar agua en el pavimento.Cuando la cantidad de agua es mayor que la que pueden desalojar las ranuras del dibujo, se interpone entre el pavimento y el neumático una película de agua que hace que el vehículo flote, perdiéndose el control del vehículo. Este fenómeno, que se conoce como aquaplaning, es especialmente peligroso en vehículos de dos ruedas.
  • Repuestos y accesorios. Los repuestos obligatorios para los turismos son los triángulos de preseñalización de peligro, un chaleco de alta visibilidad homologado y una rueda de repuesto en perfecta condiciones y con la mayor presión que lleve el vehículo en el resto de los neumáticos.Aunque no es obligatorio llevar un juego de lámparas de repuesto, no olvidemos que los agentes podrán inmovilizar nuestro vehículo si circular con alguna luz fundida supone un riesgo grave para la seguridad vial.Además, en invierno podemos añadir otro chaleco y guantes por si tenemos que montar las cadenas y necesitamos la ayuda de otra persona.
  • Batería. Si la batería de nuestro coche tiene ya varios años y con tiempo normal va dando síntomas de desfallecimiento (al accionar la llave de contacto el motor tarda un poco más en arrancar) quizá esté llegando a su límite de uso. En un taller especializado podrán comprobar su estado y la podremos cambiar antes de que nos quedemos tirados sin poder arrancar el motor.
  • Temperatura. Es importante que no sea demasiado elevada. Además de que puede ser perjudicial al bajarse del vehículo por el contraste de temperaturas si hace demasiado frío, una temperatura elevada puede favorecer la aparición de sueño o fatiga y un aumento del tiempo de reacción. La temperatura ideal para conducir es de unos 20-22 ºC.
  • Descansos. Si las exigencias de la conducción aumentan debido a las condiciones meteorológicas, hay que hacer paradas para descansar con mayor frecuencia.
  • Ergonomía. Una buena acomodación al volante evitará el cansancio prematuro o molestias músculo-esqueléticas por la adopción de posturas inadecuadas.

En cuanto al entorno…

  • Meteorología. Antes de iniciar un viaje, si prevemos que las condiciones meteorológicas pueden condicionarlo, lo mejor es consultar las previsiones y durante el viaje mantenerse informado. En algunas autopistas de peaje existe una emisora específica para esa zona donde mantienen una información muy actualizada.
  • Ruta. En la medida de lo posible, en invierno buscaremos rutas alternativas con el fin de evitar puertos de montaña, o por lo menos planificar el horario para no tener que hacerlo de noche.
  • Adherencia. En algunas ocasiones tendremos que conducir en situaciones para las que no estamos preparados. Normalmente no estamos acostumbrados a conducir con nieve o hielo ni con condiciones muy adversas.Si ha nevado conviene circular por las rodaduras de otros vehículos cuando la capa de nieve es gruesa y si la capa de nieve es fina, circular por donde no hay huellas. En el caso del hielo, la situación se complica aún más ya que la
    adherencia es prácticamente nula. Hay que prever la existencia de hielo en la calzada si el tiempo es muy frío y húmedo, en los lugares sombríos como badenes, puentes y túneles, etc.
  • Lluvia. Si se prevén lluvias importantes conviene no aparcar en zonas con mucha pendiente ni cerca de los cauces de ríos en previsión de grandes avenidas de agua.Si se producen inundaciones conviene no circular con los vehículos aunque la capa de agua no alcance mucha altura. El agua puede ocultar algún obstáculo que no veamos. En caso de climatología muy complicada lo mejor es evitar conducir. Si no tenemos más remedio, es aconsejable mantener el depósito lo más lleno posible, el móvil totalmente cargado y con los teléfonos de emergencia anotados, informar a la familia del viaje previsto y llevar alguna manta o ropa de abrigo por si la carretera quedara bloqueada.

Por Octavio Ortega, experto en Seguridad Vial.