Fue en la campaña electoral del año 1992.  George Bush (padre) era favorito por sus éxitos en política exterior cuando el equipo de Bill Clinton acuñó la frase “es la economía, estúpido” llevando la campaña a los temas más próximos al ciudadano lo que le permitió ganar las elecciones.

Algo así podríamos decir al acercarnos a los accidentes de tráfico y sus dramáticas consecuencias.

Para justificar que han aumentado los accidentes y las victimas mortales se nos dice que la culpa es del envejecimiento del parque de vehículos.  Aviso, no hay ninguna evidencia científica de que el envejecimiento del parque de vehículos pueda justificar el aumento de las víctimas mortales, no hay noticias de que los conductores se estén quedando con el volante en las manos por haberse roto la dirección o que la rotura de algún eje o la perdida de alguna rueda haya sido la causa de los accidentes mortales. Además decir esto significa menospreciar el trabajo de las inspecciones técnicas de vehículos que precisamente están para esto, para garantizar las condiciones de seguridad de los vehículos a partir de su cuarto año.

También oiremos decir que la culpa es del mal estado de las carreteras. Aviso, no hay ninguna evidencia científica de que el mal estado de nuestras carreteras pueda justificar el aumento de víctimas mortales, no hay noticias de que la gente se esté matando por los socavones o deficiencias en el pavimento, entre otras razones, porque se pedirían responsabilidades a las administraciones titulares. Es verdad que se han reducido los presupuestos dedicados a conservación y mantenimiento, pero responsabilizarles del aumento de los fallecidos en nuestras carreteras es una exageración y una frivolidad.

Y al final, como si se tratara de algo incuestionable como la ley de la gravedad, nos dirán que como estamos saliendo de la crisis económica han aumentado los viajes y como han aumentado los viajes han aumentado los accidentes y los fallecidos. Aquí conviene recordar que del año 2004 al 2010, cada año aumentaron y mucho los viajes y cada año disminuyeron y mucho las víctimas mortales por accidente de tráfico. Conclusión, los muertos poco tienen que ver con el número de viajes y más tienen que ver con las políticas de seguridad vial.

Llegados a este punto es cuando cabe exclamar “es la velocidad, estúpido” al igual que hiciera el equipo de Bill Clinton para reorientar el debate.

En seguridad vial sabemos que a más velocidad, más accidentes y sobre todo más gravedad en las lesiones, que en caso de atropello a 60Km/hr no se salva nadie, que a 80 Kms/hr necesitarás 55 metros para detenerte por mucho ABS que tengas y que las famosas estrellas EURONCAP de seguridad se hacen con colisiones frontales a 64 kms/hr y a partir de esta velocidad mejor que tengas suerte.

Sabiendo todo esto les explicaré lo que hemos hecho en España con la velocidad en las carreteras convencionales o lo que es lo mismo, en las carreteras con doble sentido de circulación sin separación física.

En nuestro país el 75% de los fallecidos en carretera es en carreteras de doble sentido compartido y en el año 2016 fueron 964 muertos, que son muchos muertos.

La velocidad limite en las carreteras convencionales es de 100 km/hr o 90 Km/ hr dependiendo de la anchura del arcén. Como suena raro que el conductor tenga que estar pendiente de la anchura del arcén, en el año 2011 se propuso igualar la velocidad limite en 90 kms/hr con independencia de la anchura del arcén para homologarnos con los países de referencia de la U.E., para simplificar el cuadro de velocidades límite y para facilitar la comunicación al conductor. La medida es de fácil explicación, de sencilla implementación y con resultados favorables para la seguridad vial.

Siete años después, con los fallecidos por accidente de tráfico subiendo y concentrados en las carreteras con doble sentido compartido, no hemos hecho nada y mientras, en Francia ya han abierto el debate sobre la reducción de la velocidad límite de las carreteras convencionales de 90 a 80 kms /hr , con los contundentes argumentos de que es en estas carreteras donde se concentran la inmensa mayoría de los accidentes mortales, que la velocidad es un factor que interviene en todos los accidentes ya sea como causa o como agravante de las lesiones y que se ahorrarán 450 muertos cada año. Con la metodología y los criterios que aplican los franceses, si en España bajásemos la velocidad límite en las carreteras secundarias de 90 a 80 kms/hr se podrían evitar 192 muertes cada año.  El debate está servido.

Pero parece que en nuestro país nos gusta más buscar culpables que encontrar soluciones.

Pere Navarro
Ex director de la DGT y Patrono de la Fundación PONS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Artículo original «És la velocitat, estúpid» publicado en el Diari de Girona.